Cada vez son más las personas que mantienen grandes cantidades en cuentas corrientes “por seguridad”, pero en realidad están perdiendo dinero a causa de la inflación. Los fondos monetarios han vuelto a recuperar protagonismo y ofrecen una solución sencilla, líquida y eficiente para proteger el ahorro sin asumir grandes riesgos.
Descubre qué son los fondos monetarios, cómo funcionan y por qué hoy se han convertido en una alternativa segura y rentable frente a tener dinero en cuenta corriente o depósitos.
El problema del dinero parado
En España hay más de 1,3 billones de euros en depósitos y cuentas corrientes. Una cifra que habla por sí sola: seguimos aferrados a la idea de que el dinero está “seguro” en el banco. Pero, ¿realmente lo está?
La seguridad no siempre está en lo que pensamos. Tener 50.000 € en una cuenta corriente al 0% con una inflación del 3% implica perder unos 1.500 € de poder adquisitivo al año. No es un robo visible, pero sí un goteo constante que erosiona nuestro ahorro.
Las cuentas remuneradas, tan de moda últimamente, parecen una alternativa. Sin embargo, la mayoría ofrece rentabilidades promocionales limitadas en el tiempo, con topes de importe y condiciones poco claras. Los depósitos, por su parte, bloquean el dinero y tampoco compensan a largo plazo.
En este contexto, los fondos monetarios han vuelto a recuperar protagonismo como solución sencilla, líquida y eficiente para quienes quieren mantener su dinero disponible sin renunciar a una rentabilidad razonable.
Qué es un fondo monetario
Un fondo monetario es un vehículo de inversión colectiva que invierte en activos financieros de muy corto plazo y alta calidad crediticia, como:
- Letras del Tesoro.
- Pagarés de empresa o bancarios.
- Depósitos interbancarios.
- Deuda pública a corto plazo.
Su objetivo es preservar el capital y ofrecer una rentabilidad moderada, acompañando los movimientos de los tipos de interés.
Son productos con muy bajo riesgo en comparación con la renta variable o la renta fija a largo plazo, pero no están exentos de él. La rentabilidad no está garantizada, aunque su volatilidad es mínima.
En resumen: los fondos monetarios son la manera más eficiente de tener liquidez invertida sin renunciar a obtener algo a cambio.
Ventajas de los fondos monetarios hoy
¿Por qué ahora se habla tanto de ellos? Porque la subida de tipos de interés de los últimos años ha devuelto el atractivo a un activo que durante mucho tiempo ofrecía rentabilidades cercanas a cero.
Liquidez inmediata
El dinero está disponible en pocos días, sin penalizaciones ni bloqueos.
Rentabilidad atractiva (para su nivel de riesgo)
Actualmente pueden ofrecer entre un 2% y un 3% anual neto, según el fondo y la divisa, lo que supone multiplicar por varias veces la rentabilidad de una cuenta corriente estándar.
Diversificación y seguridad
Un fondo monetario invierte en muchos emisores distintos, reduciendo el riesgo de concentración que tendría, por ejemplo, un depósito en un único banco.
Fiscalidad favorable
A diferencia de cuentas y depósitos, los fondos permiten hacer traspasos entre productos sin tributar hasta el reembolso final, lo que da flexibilidad para planificar la inversión.
Accesibilidad
Desde importes relativamente bajos se puede invertir en fondos monetarios internacionales, a menudo con mejores condiciones que las versiones que ofrece la banca comercial.
Limitaciones a tener en cuenta
No todo son ventajas. Conviene entender también las limitaciones:
- Rentabilidad limitada: no esperemos que un monetario resuelva nuestras necesidades de inversión a largo plazo. Su misión es preservar valor, no multiplicarlo.
- Sensibilidad a tipos de interés: si los bancos centrales bajan tipos, su rentabilidad también se ajustará a la baja.
- No son “dinero en cuenta”: aunque la liquidez es alta, no es inmediata en el minuto; normalmente hay que esperar entre 1 y 3 días hábiles.
Casos prácticos
📌 Ejemplo 1: Dinero inmovilizado en cuenta
María tiene 30.000 € en cuenta corriente. Con una inflación del 3%, pierde unos 900 € al año de poder adquisitivo. Si decide traspasarlos a un fondo monetario al 2,8% anual, pasaría a ganar unos 840 € antes de impuestos. El cambio es evidente: de perder a ganar.
📌 Ejemplo 2: Primer paso hacia la inversión
Juan siempre ha sido reacio a invertir porque teme la volatilidad de la bolsa. Empieza con un monetario y comprueba que su dinero genera rentabilidad sin sobresaltos. Este paso le da confianza para diversificar más adelante hacia fondos mixtos o de renta variable.
Estrategia patrimonial
El papel de los fondos monetarios dentro de una estrategia global de patrimonio es claro:
- Colchón de liquidez: dinero disponible para imprevistos o necesidades de corto plazo.
- Puerta de entrada: para quienes aún no se atreven con activos de mayor riesgo.
- Transición: útil para aparcar capital temporalmente mientras se espera a invertir en otros activos.
Comparados con depósitos o cuentas remuneradas, los fondos monetarios destacan por:
- Flexibilidad: sin vencimientos ni bloqueos.
- Fiscalidad ventajosa.
- Acceso a gestoras internacionales con costes muy competitivos.
Un ejemplo interesante —entre otras opciones existentes— es el fondo institucional LU0423950210 – BNP Paribas InstiCash EUR 3M Standard VNAV Classic Cap, que ofrece una opción sólida y estable frente a las versiones minoristas que comercializan los bancos españoles con mayores comisiones.
Reflexión final
La verdadera pérdida no está en la bolsa ni en los mercados: está en dejar el dinero parado en cuenta corriente mientras la inflación hace su trabajo.
Los fondos monetarios no son la panacea, pero sí una herramienta eficiente para proteger el ahorro y dar un primer paso hacia la inversión.
Cada persona debería preguntarse:
👉 ¿Quiero seguir viendo cómo mi dinero pierde valor año tras año?
👉 ¿O prefiero ponerlo a trabajar, con seguridad y liquidez, a través de un vehículo sencillo y transparente?
La decisión marca la diferencia entre tener dinero y gestionar bien el dinero.
Disclaimer: El presente artículo tiene fines exclusivamente informativos y educativos. Las opiniones y reflexiones expresadas reflejan únicamente el momento en que fueron publicadas, basándose en la información disponible en ese instante y no representan necesariamente a la empresa en la que trabajo y no constituye una recomendación de inversión ni asesoramiento financiero personalizado. La toma de decisiones de inversión debe realizarse considerando el perfil del inversor y, en su caso, con el apoyo de un profesional debidamente cualificado.