Cuando analizamos un fondo de inversión, lo primero que solemos mirar es su rentabilidad. Es lógico: queremos saber cuánto ha ganado en los últimos años. Sin embargo, si solo miramos ese dato, corremos el riesgo de malinterpretar el comportamiento real del fondo. Ahí es donde entran en juego los ratios y métricas: herramientas que nos ayudan a evaluar de forma más completa y precisa cómo se ha comportado una estrategia de inversión.
En este artículo vamos a explicarte, de forma clara y sin tecnicismos innecesarios, los principales ratios que debes conocer para entender mejor un fondo de inversión. Y lo haremos desde una perspectiva moderada, pensada para quienes buscan equilibrio entre rentabilidad y riesgo.
Los ratios como guía (no como oráculo)
Antes de entrar en materia, es importante recordar que los ratios se basan en el pasado. Ninguno puede predecir el futuro. Además, no recogen aspectos cualitativos tan importantes como la filosofía de inversión, la experiencia del equipo gestor o la disciplina en la gestión del riesgo.
Por eso, los ratios deben verse como una herramienta complementaria, no como el único criterio de decisión. De hecho, muchas veces un fondo con peores ratios cuantitativos puede tener más sentido en una cartera equilibrada por su enfoque o estilo.
Dicho esto, vamos a ver los principales ratios y cómo interpretarlos con sentido común.
1. Rentabilidad absoluta y relativa
No es un ratio como tal, pero es el punto de partida. La rentabilidad absoluta mide cuánto ha ganado el fondo en un periodo determinado. Por ejemplo, un 7% anual en los últimos 5 años.
La rentabilidad relativa, en cambio, compara ese resultado con un índice de referencia o con fondos similares. Es aquí donde muchas veces salta la sorpresa: un fondo puede parecer bueno en términos absolutos, pero en comparación con su categoría ser mediocre.
Claves para un inversor moderado: no te dejes impresionar por rentabilidades aisladas. Comprueba siempre si el fondo lo ha hecho mejor o peor que su referencia o sus competidores.
2. Volatilidad
La volatilidad mide cuánto fluctúa el valor del fondo. Es decir, cuánto se desvía su comportamiento respecto a su media. Un fondo con baja volatilidad se mueve de forma más estable; uno con alta volatilidad tiene subidas y bajadas más bruscas.
Ejemplo: Un fondo con volatilidad del 6% puede tener oscilaciones anuales del ±6%, mientras que uno con 15% puede subir o bajar más de un 15% en un solo año.
Para el inversor moderado: busca fondos con una volatilidad acorde a tu tolerancia al riesgo. Lo habitual en perfiles moderados es moverse entre el 5% y el 10%.
3. Máxima Caída (Drawdown)
Este ratio mide la mayor pérdida que ha sufrido un fondo desde un máximo hasta el siguiente mínimo. Es especialmente útil porque refleja qué tan mal lo puedes llegar a pasar emocionalmente durante una caída de mercado.
Ejemplo: Un fondo que cayó un 35% durante la pandemia de 2020 tuvo un drawdown del -35%, aunque luego se haya recuperado.
Perspectiva moderada: un fondo con una máxima caída inferior al -20% suele encajar mejor con un perfil que no quiere sobresaltos extremos.
4. Ratio de Sharpe
El ratio de Sharpe relaciona la rentabilidad obtenida con la volatilidad asumida. Es decir, cuánta rentabilidad ha generado el fondo por cada unidad de riesgo.
- Un Sharpe mayor que 1 se considera muy bueno.
- Entre 0,5 y 1, aceptable.
- Menor de 0,5, poco eficiente.
Aplicación moderada: dentro de un mismo tipo de fondo, elige aquel con mejor Sharpe, ya que estará aprovechando mejor el riesgo asumido.
5. Beta
La Beta mide la sensibilidad del fondo respecto a su índice de referencia.
- Beta = 1: se mueve igual que el mercado.
- Beta < 1: se mueve menos que el mercado.
- Beta > 1: más agresivo que el mercado.
Ejemplo: Si el mercado cae un 10% y tu fondo tiene una Beta de 0,7, esperarías una caída del 7%.
Para perfiles moderados: busca fondos con Beta entre 0,6 y 1.0 para evitar movimientos extremos.
6. Alpha (Alfa)
El Alfa mide el valor añadido por el gestor respecto a lo que se esperaría por su nivel de riesgo (medido por la Beta).
- Alfa > 0: el fondo ha superado al mercado ajustado por riesgo.
- Alfa < 0: ha rendido peor de lo esperado.
Moderado que se respeta: si vas a asumir cierto riesgo, exige que haya un Alfa positivo que lo justifique. Si no, mejor algo más conservador.
7. Tracking Error
Este ratio mide cuánto se desvía el fondo de su índice de referencia. En otras palabras: cuánta «libertad» se toma el gestor.
- <2%: gestión pasiva o muy pegada al benchmark.
- 2-5%: gestión activa moderada.
- 5%: gestión activa real.
Aplicación: Si buscas un fondo que realmente intente batir al mercado, busca Tracking Errors por encima del 4-5%.
8. Ratio de Sortino
Similar al Sharpe, pero más refinado. Solo penaliza la volatilidad negativa (las bajadas), lo que lo hace más realista.
Claves: Un buen Sortino (>1) implica que el fondo ha generado buena rentabilidad sin demasiadas caídas significativas.
9. Ratio de Treynor
Este ratio evalúa la rentabilidad obtenida por cada unidad de riesgo sistemático (Beta). Útil si creemos que el gestor ha diversificado bien y solo queda riesgo de mercado.
Uso práctico: interesante para fondos diversificados globales. Cuanto mayor, mejor.
10. Ratio de Información
Relaciona el exceso de rentabilidad frente al benchmark con el Tracking Error. Es decir, cuánta rentabilidad extra obtiene el fondo por cada punto de «riesgo activo» que toma.
Para decidir entre fondos activos: un Ratio de Información >0,5 indica que el gestor está acertando en sus decisiones.
11. R2 (Coeficiente de Determinación)
Mide qué parte de los movimientos del fondo se explican por su índice de referencia.
- R2 cercano a 1: el fondo replica muy fielmente al mercado.
- R2 bajo: fondo con comportamiento muy diferente a su índice.
Conclusión moderada: si eliges un fondo activo, asegúrate de que tenga un R2 bajo y buen Alfa. Si tiene R2 alto y poco valor añadido, quizás estés pagando comisiones por algo que se parece mucho al índice.
Conclusión: Criterio antes que cálculo
Entender los ratios de un fondo es fundamental para tomar decisiones con criterio. Pero no debemos obsesionarnos con ellos. La clave está en interpretarlos en conjunto, en compararlos con fondos similares y, sobre todo, en asegurarnos de que la estrategia del fondo encaja con nuestros objetivos y perfil de riesgo.
Para el inversor moderado, los ratios nos ayudan a mantenernos en el centro: ni demasiado agresivos, ni excesivamente conservadores. Como siempre, contar con el apoyo de un asesor financiero puede marcar la diferencia entre tener una cartera cualquiera y una que realmente esté alineada contigo.
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Disclaimer: El presente artículo tiene fines exclusivamente informativos y educativos. Las opiniones y reflexiones expresadas reflejan únicamente el momento en que fueron publicadas, basándose en la información disponible en ese instante y no representan necesariamente a la empresa en la que trabajo y no constituye una recomendación de inversión ni asesoramiento financiero personalizado. La toma de decisiones de inversión debe realizarse considerando el perfil del inversor y, en su caso, con el apoyo de un profesional debidamente cualificado.